Caballero: «El automovilismo munidal nos ve con muy buenos ojos»

Ocupó un lugar ingrato en el automovilismo nacional. Porque el que imparte justicia en cualquier ámbito no suele ganarse la simpatía de todos. Aunque sí el respeto. Ricardo Caballero fue fiscalizador de la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) del Automóvil Club Argentino (ACA) por más de 40 años. Y repasó su trayectoria en el programa Carburando en Casa.

Caballero, que además fue Director de Carrera del Súper TC2000, hasta su retiro el año último, destacó su trabajo: “La función de uno es difícil, porque puede ser criticado. Así como los pilotos resuelven maniobras en fracciones de segundo, uno que vela por la seguridad del espectáculo también tiene que resolver si aplica una bandera roja, si mete el auto de seguridad, etc”.

Desde 1978, cuando comenzó el extenso camino en la fiscalización automovilística, Caballero efectuó una analogía entre aquellos tiempos y la actualidad: “La actitud del piloto cambió de los años 70 u 80 a la actualidad. Y eso se debe porque apareció una nueva tecnología que nos impulsa ser cautos con la toma de decisiones. Antes apenas nos manejábamos con los informes que nos daba un banderillero o quizá se veía desde la torre. Era muy escaza la información y sólo se agregaba la queja de los pilotos. Hoy es distinto y obliga inevitablemente a demorar las decisiones porque hay un montón de herramientas, entre las cámaras de la TV, las on board, las nuestras, los informes de los veedores. Por eso se demora, porque el análisis ahora se hace con toda esa información”.

Sobre aquel automovilismo, Caballero recordó las rivalidades que se potenciaban en el TC2000: “Los duelos entre Traverso y Di Palma eran fantásticos porque eran con total respeto. Después entre Traverso y Cocho López siempre terminaban en toques, pero en lugares donde se transitaba despacio. No había situaciones límite. Jamás había situación de riesgo, más allá de la vehemencia. Todo eso es difícil de ver todo eso porque los autos no son los mismos”.

Claro que al estar en una posición tan determinante, pudo haber originado diferencias con los propios protagonistas: “Tuve discusiones con pilotos por tener puntos de vista distintos. Quizás el Flaco (Traverso) por su vehemencia. Pero también era para escucharlo. Gabriel Furlan era propenso a la discusión, o a entablar la diferencia porque sabía de qué hablaba. Todos saben, pero algunos son más expresivos y más didácticos. Pero me llevo bien con todos los pilotos”.

Fuera de los pilotos, los representantes de los equipos también ganaron espacio: “Uno de los que más recuerdo por los encontronazos es Cachi Scarazzini, pero lo aprecio muchísimo. Es un gran director deportivo. Está en todos los detalles, en todos los reglamentos. Viene a hacerte una pregunta sabiendo cuál es la respuesta, pero te tantea para saber si vos lo sabés responder. Son tipos muy especiales”.

Y allí también se involucran a los que llevan las riendas de las categorías: “Con el dirigente que más afinidad tuve y con quien más discutí fue Pablo Peón.  Las discusiones mías con pablo eran para filmarlas. Pero nos respetábamos mutuamente. Él con su rol de promotor y yo la de fiscalizador. Pero mantenemos una amistad”.

Si en la Fórmula 1 el accidente de Ayrton Senna marcó un antes y un después respecto de la seguridad, ¿cuál fue el parámetro en la Argentina? “En cuanto a la seguridad, en la Argentina un gran paso en favor fue la homologación internacional de algunos autódromos, con la ayuda de los gobiernos locales”, destacó Caballero, que agregó: “Al no venir la Fórmula 1 al país, pero sí la llegada de categorías internacionales, como el GT en Potrero de los Funes, el WTCC, la Fórmula E, nos permitieron adecuar escenarios a cánones internacionales. Los riesgos siempre están en el automovilismo, pero siempre se trabaja para minimizarlos. El mayor objetivo es la seguridad del público, que debe estar a resguardo de cualquier situación. Y obviamente el resto también”.

Caballero destacó el deporte motor de la Argentina: “El automovilismo mundial nos ve con muy buenos ojos. Nos imitan en muchas cosas y tienen absoluto respeto de nuestras opiniones. Cuando trabajamos en categorías internacionales, o con la Fórmula 1 junto con Charlie Whitting en 1998 en Buenos Aires, fui Director Adjunto, en la que el ingeniero Carlos García Remohí fue el Director de la Prueba. Y Whitting, un tipo encantador, y aprobaba lo que hacíamos nosotros en el Gran Premio”.

 

Fuente Carburando